Neko

martes, septiembre 04, 2007

 

Historia de un caballero que conoció a su ángel

Hace mucho tiempo nació en un planeta de desierto un pequeño niño de cabellos negros y ojos tristes destinado a vivir y crecer en absoluta soledad. En sus inicios compartió con otros como el, aunque de alguna forma la soledad lo miraba disimuladamente, impaciente, acechante como un gran dragón invencible.

De una u otra forma el lápiz y el papel se fueron convirtiendo en sus únicos y más grandes amigos. A pesar de siempre esperarlo afuera risas y alegría, el pequeño prefería su mundo personal de colores; lápices de grafito y scriptos, eran sus espadas, el cuaderno su brillante escudo, pero el dragón que enfrentaría lo superaba en tamaño y en tiempo.

Un mal día, el destino arrancó de su querido desierto a este niño sumiéndolo en la más profunda depresión. El color gris del nuevo planeta lo invadía todo, el frío y la lluvia nunca antes vistos amenazaban incluso a sus únicas obras, degradando sus colores, desfigurando sus trazos. Durante este periodo la soledad lo abrumaba de tal forma, que el aburrimiento y el silencio habitaban en su sombra, eran sus escoltas eternos, el dragón se mostraba en todo su poder y le propinaba una herida mortal.


El pequeño niño se vió obligado a replegarse ante el enorme poder de sus enemigos. Para evadir esta realidad su mundo de fantasía creció y lo protegió cual coraza, sus dibujos nunca lo abandonaron, otros que no le pertenecían tampoco lo dejaron solo; Sam rey del Judo, Sankuokai, Mazinguer, Tony Bronson entre varios fueron sus leales escuderos.

A pesar de todo, la herida hecha por el dragón estaba ahí y amenazaba con extenderse y quitar su último aliento, su familia no entendía el padecimiento del pequeño caballero.

El niño sabía que existían angeles guardianes para toda persona y se preguntaba constantemente, muchas veces solo y en la oscuridad, porqué el suyo lo había dejado, a veces trataba de imaginarlo en su soledad.

Tuvo que crecer y regresar a su planeta natal, por sus propios medios y habilidades, para volver a sentir algo de paz en su corazón, pero la herida seguía allí incólume, profunda, eterna. Nunca perdió la esperanza de que su angel guardian le explicara la razón de dejarlo tanto tiempo indefenso, aunque a esta altura sus tan fieles dibujos estaban perdiendo terreno ante los fríos números y ecuaciones diferenciales.
Hasta que un día el angel se manifestó en una serie de eventos afortunados y le presentó a una pequeña princesa. El pudo reconocer de inmediato que a la pequeña también la atacaban los mismos enemigos que tuvo que enfrentar cuando pequeño, pero esta vez no dejaría que ellos triunfaran como lo hicieron con el.

El nuevo caballero tomó a sus leales nuevamente y comenzó a constriur para la pequeña princesa un mundo de fantasía como el que lo protegió hace tanto. Dibujos, cartas, colores, espantapájaros, estrellas nuevamente brillaron, aunque esta vez para salvar a la que a esas alturas ya le había robado el corazón.

Hasta que un buen día lo comprendió todo, su gris infancia le permitió conocer la tristeza tan de cerca que jamás permitiría que algo así afectara a otra persona y de un momento a otro sintió que su aislamiento durante tantos años le había permitido acumular tanto amor que era la única persona capaz de enfrentar a todos los fantasmas que aquejaban a la princesita, por fin encontraba un sentido a su vida.

De una u otra forma la pequeña princesita lo había salvado, -ahora entiendo- dijo un día el que había sido un pequeño caballero, -mi angel guardián nunca me abandonó, sólo que no había nacido cuando yo era pequeño, pues se me acaba de presentar ahora-, en forma de pequeña princesa...

Dedicado a Raphaela, gracias por tu inspiración...


Comments:
Hace mucho tiempo nació en un planeta de desierto un pequeña niña cuyas letras era su mejor entretención. En sus inicios compartió con otras como de su edad aunque de alguna forma la soledad la miraba disimuladamente, impaciente, acechante como una sombra invencible...
De una u otra forma el lápiz y el papel se fueron convirtiendo en sus únicos y más grandes amigos. A pesar de siempre esperar que los espantapájaros le protegieran de las aves, la pequeña prefería su mundo personal de invenciones; lápices de grafito y hojas blancas, eran sus espadas, Dostoievski, Bierce y Poe eran sus amigos favoritos, pero el temor a las pérdidas la enfrentaría a una irreparable...
Un mal día, el destino arrancó de su querido desierto a esta niña sumiéndola en la más profunda depresión. El color gris del nuevo planeta lo invadía todo, el frío y la lluvia nunca antes vistos amenazaban incluso a sus únicas obras, degradando sus libros, desfigurando sus letras. Durante este periodo la soledad la abrumaba de tal forma, que el aburrimiento y el silencio habitaban en su sombra y la partida de ese ser amado se mostraba en todo su dolor y le propinaba una herida de muerte...
El pequeña se vió obligada a replegarse ante el enorme poder de sus fantasmas. Para evadir esta realidad su mundo de fantasía creció y la protegió cual coraza, sus historias nunca la abandonaron, otras que no le pertenecían tampoco la dejaron sola; El Principito, Juan Salvador Gaviota... varias fueron contadas por su adorada Aida antes de quedar dormida.
A pesar de todo, la herida hecha por el dolor estaba ahí y amenazaba con extenderse y quitar su último aliento, su ángel de la guarda no entendía el padecimiento de su niña en la tierra.
La niña no sabía que existían angeles iguales que ella, para toda persona dos alas... y se preguntaba constantemente, muchas veces sola y en la oscuridad, porqué el suyo la había dejado, a veces trataba de imaginarlo en su soledad.
Tuvo que crecer y regresar a su planeta natal, por sus propios medios y habilidades, para volver a sentir algo de paz en su corazón, pero la herida seguía allí incólume, profunda, eterna. Nunca perdió la esperanza de que su ángel guardian le explicara la razón de dejarla tanto tiempo indefensa, aunque a esta altura sus tan fieles letras estaban perdiendo terreno ante los fríos números y ecuaciones diferenciales.
Hasta que un día el ángel se manifestó en una serie de eventos afortunados y le presentó a una pequeño niño. Ella pudo reconocer de inmediato que al pequeño también le atacaban los mismos enemigos que tuvo que enfrentar cuando pequeña, pero esta vez no dejaría que ellos triunfaran como lo hicieron con ella.
El nueva Princesa tomó a sus letras y comenzó a constriur para el pequeño niño un mundo de fantasía como el que la protegió hace tanto. Dibujos, cartas, colores, espantapájaros, arlequiles nuevamente danzaron, aunque esta vez para salvar al a que a esas alturas ya le había robado el corazón.
Hasta que un buen día lo comprendió todo, su maravillosa infancia le permitió conocer la dicha tan de cerca que jamás permitiría que algo así de dulce otra persona le faltara y de un momento a otro sintió que sus alas durante tantos años le había permitido acumular tanto amor que era la única persona capaz de enfrentar a todos los fantasmas que aquejaban al pequeño príncipe, por fin encontraba un sentido a su vida.
De una u otra forma el pequeño niño la había salvado, -ahora entiendo- dijo un día la que había sido una pequeña, -mi angel guardián nunca me abandonó, sólo que no había nacido cuando yo era una niña, pues se me acaba de presentar ahora-
...Y en forma de secreto sobre las cosas invisibles, había aprendido a soñar con los ojos abiertos...
 
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