Neko

miércoles, abril 05, 2006

 

Con la ayuda de Fausto


Por esas cosas de la vida llegó de vuelta a mis manos una carta que le escribí a mi señora en el tiempo en que estábamos pololeando. Me trajo extraños recuerdos; fue una vez que no tenía trabajo y que había leido Fausto de Goethe, así que escribí según lo que sentía en ese momento. Por la difícil situación que pasaba en ese momento y porque contaba con la inspiración de Fausto para afrontar el desprecio de ella por mi paupérrima situación económica, es la carta que más recuerdo:

Las estrellas que penden en la gran bóveda celeste son mudas testigos de este desdichado ser, cuyos conocimientos sobre ciencias exactas no le son de absoluta utilidad para expresar los humildes pero sinceros sentimientos que esta noche lo desbordan, sin embargo, el corazón palpita fuertemente y no volverá a su ritmo normal, si la tinta de la pluma con que escribo no traduce su amor por el ángel en la tierra que tiene el nombre perfecto _________.

Todo el respeto y cortesía posibles descansan en esta nota; aún no comprendo el lenguaje celestial, pero sé que mis palabras de humano serán bien comprendidas por aquel bello ser al cual caballerosamente van dirigidas. Ay de mí si os ofendiera, querida flor vanidosa y especial, con mis pensamientos ya que gustoso aceptaría las penas del infierno si con eso consiguiera remediar mi osadía, aunque si lograra agradaros con mi verbo, me consideraría tan cercano al cielo que mi insignificante vida tendría al fin un sentido.

Hoy os he visto pasar eclipsando todo en derredor, vi como las flores dirigían sus envidiosas miradas a vuestro cuerpo, vi a las muñecas pensar que la más hermosa de ellas había cobrado vida, vi al sol mudo testigo del resplandor de vuestro caminar, me vi a mi mismo casi desfallecer ante tal perfección divina ¿es posible tal finura? ¿soy digno de contemplar aquel sublime rostro?.

¿Qué puedo hacer para que sepais de mi existencia, más que escribir lo que siento?. Soy sincero al afirmar que no podría dirigir palabra alguna frente a esos ojos mágicos, esta nota será mi escudo ante tal hermosura arrolladora, esta nota os demostrará lo que guarda mi corazón y que mi torpe boca tal vez no pueda expresar de la forma que merece una princesa.

¿Porqué te me presentasteis en el momento en que no puedo ofreceros presente alguno?, ¿es mi estrella tan desdichada?, ¿o tal vez me indica que os debo conquistar con amor puro solamente? ¡no señor! la doncella merece el mejor lugar y procuraré mis esfuerzos para otorgárselos. Por ahora me conformaré con declarar mi amor eterno sea este o no correspondido, con expresaros mi admiración sea esta o no agradecida.

Tal vez sea un tonto y elegancia como la vuestra no tenga ojos para este pequeño soñador, pero decidme: ¿hay algo que un amor verdadero no pueda lograr?. Gustoso esperaré si es que tiempo necesitais para decidir.

El gas de mi lámpara me deja, no así el amor que siento, en forma segura seguiré invadido de vuestro precioso recuerdo en mis sueños.

Estais en cada parte de mi ser.

Mausto XXXI-X-MM


Igual debo reconocer que no sirvió de mucho...
Sigo pensando que fue más importante para mí que para ella...


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