Neko

sábado, marzo 25, 2006

 

Ella también lo sabe


Creo que han pasado ya 3 fines de semana desde el último desafortunado encuentro con la madre de mi hija; no había podido escribir antes, creo que porque aún no podía asimilar bien lo sucedido.
¿Cómo es posible que lo que algún día fue amor de verdad, cariño sincero, complicidad termine transformado en odio y desprecio?, al menos si fuera en indiferencia podría entenderlo, pero odio...

Debo reconocer que las cosas que me dijo en aquella ocasión me dolieron tanto que no tuve capacidad de reacción; seguro no fueron las palabras en si, sino la manera de decirlas. Incluso al día siguiente me sentía como enfermo, después supe que caminaba sin corazón, claro... me lo habían quebrado el día anterior.
El problema es que no me convenzo de que todo lo que vivimos los años anteriores haya desaparecido por completo. Yo me enamoré de una persona increible y me niego a pensar que esa persona ya no exista.


Tantos fueron los bellos momentos, compartimos libros, películas, lugares, problemas, alegrías, lágrimas, poemas, dibujos, sueños, atardeceres, amaneceres...
Creo que todo hombre tiene una sola mujer especial en su vida, independiente de si tiene la fortuna de quedarse con ella o no, ¿adivinan quién es esa mujer especial para mi?.
En definitiva la conclusión a la que llego es que aún estoy enamorado de la madre de mi hija, ¿ella de mi? no sé, no olviden que dejé mis alas por estar junto a ella, por lo que nos une un lazo que no se romperá nunca...
...creo que ella también lo sabe.


jueves, marzo 02, 2006

 

11 años


Tenía que ser una ocasión muy especial para iniciar este blog, y hoy 2 de marzo de 2006 lo es para mí.
Hace exactamente 11 años conocí a mi única hija, hace exactamente 11 años nació para mí.
Fue en el norte, entre el desierto y el mar. Según cuenta la historia, ella me reconoció primero (las mujeres son mucho más perspicaces), pero yo insisto en que después de un descuido inicial, al verla supe de inmediato que era ella.
Tan linda la pequeña, sin duda se parecía a su madre, pero más bella aún.
Los comienzos no fueron fáciles, de ser un solitario con amigos a padre soltero hay un abismo de diferencia, no todos entendían que ahora tenía una hija a quien cuidar. ¿Qué hacer cuándo se enfermaba?, muchas veces no entendía qué le pasaba, pero una cosa era cierta, cuando yo llegaba, dejaba de llorar y reíamos juntos. El problema era después cuando me tenía que ir de nuevo jaja…
Poco a poco fueron cambiando los papeles. Ella ya no me necesitaba tanto como yo la necesitaba a ella. Mis trabajos podían esperar, era el momento de estar con mi hija, al menos una hora, y en esa hora nada más existía para mí.
Naturalmente yo quería lo mejor para ella, así que un día cualquiera decidí llevármela conmigo. Vaya decisión, considerando que yo no tenía un peso. Como era de esperar mis padres me acogieron con bebé y todo pero yo quería algo más, darle ese espacio que no había tenido nunca; mal que mal una princesa, aunque sea recién nacida, debe tener un palacio (por lo menos de juguete).
Que difíciles fueron esos días, pero la satisfacción de ver a mi hija crecer feliz lo valía todo.
Así pasó el tiempo y mi hija comenzó a ir al colegio de peques.
Un suceso triste ocurrió cuando tuve serios problemas económicos, los que me provocaron por primera y única vez en la vida, serios trastornos de autoestima. La madre de mi hija, lejos de distanciarse de ella, aprovechó la oportunidad de mostrarle mi situación. Bueno los niños igual se dan cuenta y cuando están creciendo quieren muchas cosas que no siempre se pueden conseguir. Varias veces caminé mucho para ahorrar y comprarle algo, pero creo que no era suficiente. Casi la pierdo.
Afortunadamente las cosas mejoraron y pude recuperar a mi tesoro, que estaba cada vez más grande, bonita e inteligente (los niños, por más que uno quiera, no se quedan en esa inocente etapa de niñez para siempre).
Nos cambiamos de ciudad, lo que nos hizo unirnos aún más. Con mi hija conocimos muchos nuevos lugares y las cosas parecían volver al principio, a esos bellos días de nada en los bolsillos pero todo en el corazón… pero lamentablemente mi hija ya había crecido, no podía ser como antes.
Ahora que estamos en Santiago mi hija es toda una adolescente y es la viva imagen de su madre. A veces pienso que no estamos en la misma sintonía, seguro es usual en esta edad, lo que me pone algo triste.
Pero quiero contarles un secreto; es secreto porque ella no lo sabe. Cuando duerme vuelve a ser mi niñita de siempre, por más que crezca y se maquille, cuando está durmiendo yo puedo ver claramente a la pequeña que me robó el corazón hace 11 años…
…Ya lo dice la hermosa canción de Cómplices:
“cuando duermes les dices adiós…
a los que sólo quieren verte crecer…
y aún sueñas con princesas…
duendes y brujas de esas…
que se esconden en tu habitación”
Muy feliz cumpleaños querida hija, muchas gracias por aparecer en mi vida, me has dado 11 años de emociones, con gusto vendería mi armadura nuevamente para estar contigo aunque el tiempo me destruya…


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